No creo que él me considere su amiga, pero a mí eso me da igual. Yo tengo un nuevo amigo. Lo he decidido: es mi amigo. Y lo es porque me gusta su forma de entender las cosas, me gustan sus razonamientos lógicos y sobre todo me gusta el que me trate con respeto, de igual a igual. Hay tanta gente que al hablarte o mirarte te hacen sentir una basura que es una gozada encontrar a alguien que no lo hace.
Son muchas las veces me he visto reflejada en la tira cómica de Quino en la que el padre de Mafalda estando en la playa con su bañador se acerca a un hombre aparentemente igual que él, primero se sonríen pero al decirle que él es contable y preguntarle inocente por la profesión del otro, se encuentra con un hombre que al contestar: "Doctor" - y que Quino dibuja sobre un enorme pedestal - se manifiesta con una superioridad tan inmensa que el pobre padre de Mafalda queda empequeñecido pues para el "doctor" un contable nunca podrá alcanzarlo.
Así me siento yo algunas veces, empequeñecida ante palabras, miradas o gestos que dicen claramente, aunque sea otra cosa la que salga por la boca: " Yo soy superior a ti"
Por eso, aunque tan sólo haya cruzado diez o doce frases con este hombre, y aunque sean muchas veces las que he tenido una buena impresión de alguien que luego me ha defraudado por completo y herido hasta tal punto que prometí en ese instante no volver a hacerme buenas impresiones de la gente con la primera frase amable, ingeniosa, inteligente, galante, etc, que digan, yo ¿qué le voy a hacer? Este hombre me trata de igual a igual, me respeta y encima es amable conmigo.
Yo lo quiero como amigo.