jueves, 21 de agosto de 2008

Mi tímida Dana y yo


Ayer después de que Joan me ayudara con la mesa de la terraza dejándola brillante y preciosa - sí, aparte de poder brindar también puedo ya encontrar gusto por arreglar mi casa- , le invité a tomar un café que como suele pasarme, a pesar de decir que sí, cambió por otra cosa, y es que la gente no acostumbra, como yo, a tomar café a todas horas.


Cuando llegamos a la calle y mientras él iba a ver no sé qué cosa de su moto yo me acerqué a la cafetería encontrándome a Dana hablando por el móvil. Al verme me sonrió y señalando el teléfono me dice gesticulando con la boca:

- Es él.

Yo asiento y marcho hacia una mesa para dejarla que hable con intimidad, pero antes de que llegue, Dana me toca en la espalda.

- Era él -vuelve a repetir emocionada como la niña enamorada que es.

- Me encanta que estés tan enamorada – le respondo sinceramente.

- Yo tengo amor para todo el mundo – dice con una sonrisa.

- ¿A mí también me quieres? – le pregunto medio en broma.

Y entonces para mi sorpresa y agrado se me tira al cuello, me abraza fuertemente y me da un beso en la mejilla para después declararme:

- Como no te voy a querer? Eres mi cliente favorita.

Yo la abrazo emocionada ante tanta dulzura y le digo que yo también la quiero.

En ese momento aparece Joan que entre su extraordinario carácter extrovertido y seguramente confundido ante lo visto, le dice a Dana:

- Hola

Y acercando la cara le planta a la tímida Dana dos besos en las mejillas.

Ante la cara pasmada de mi retraída Dana que se ha quedado sin habla, decido presentarlos.
Joan intenta seguir hablando y empieza un “encantado” pero mi Dana casi corre a esconderse tras la barra.

Mientras nos sentamos en la mesa y le explico que sólo es una camarera del bar me pongo a pensar en que Joan es un celoso que ha tenido que intentar robarme a mi amiga.

Pero, luego, ya sentada y mientras Raquel me sirve mi café que no necesita pedido, me pregunto si no seré yo la celosa, yo la que no puede evitar que no me siente bien que la magia de un beso conseguido después de semanas de timidez por ambas partes – la de Dana y la mía – venga uno que no la conoce de nada y la rompa sacándole dos de golpe. ¿Quién es el celoso? No lo sé. Pero empiezo a pensar que yo.

En ese momento interrumpe Joan mis pensamientos que ya ha pedido su tónica para decirme

- Qué pensativa estás. ¿Qué pasa?

Rápidamente cojo mi pajita y sorbo mi café granizado porque francamente, no sé qué narices contestar.

7 comentarios:

La Xiqueta dijo...

Oye

Yo habia firmado aquí ya ¿que ha pasado?

bueno que sepas que te había llamado celosilla xD

y que te decía que no todos los besos son iguales, como el te quiero de redz no es igual que mis te quieros

¿a que lo captas? :)

Consol dijo...

La xiqueta: A saber, a asaber...XD

Sí, tienes razón soy una celosilla, pero sólo de la gente que quiero de verdad, como a ti.

Y, claro que lo capto. Ya te digo.

Xiketä dijo...

Es normal que a veces sintamos un poco de inseguridad con la gente a la que queremos mucho, sobre todo si en la vida te has llevado muchos chascos de este tipo...
Pero yo siempre pienso, que si el amor no se corresponde, es porque no se merece mi cariño...asi que: a quererse uno a si mismo más, y asi los demás te querrén de igual forma (pero controlando, claro, quererse sin excesos, jeje).
Besos guapa!

Consol dijo...

Xiketä: Tienes razón en que hay que quererse a uno mismo. Yo estoy empezando ahora. Así que no creo que peque de exceso. A tí por ejemplo no te conozco y mira ya te quiero. Eres un encanto.

Besos

Loth dijo...

Te dejo un beso, pequeña patita, no me olvido de tí, sigue tan bonita como siempre :)

Consol dijo...

Loth: Para bonita tú. Te agradezco el paseo por mi blog mi sorprendente y querida psicótica. XD

Martín Aon dijo...

10, 9, 8...
Saludo su optimismo, Siberia.
Y su permanente seguimiento.
Un abrazo para usted, querida amiga.