viernes, 26 de septiembre de 2008

Gente paralela


Yo puede que tenga un submundo tal y como hace unos años una gran amiga me reveló con gran salero – nos reímos todos los que estábamos allí – un submundo.
Recuerdo que fue en una de esas tertulias que solíamos tener después de las cenas y ante mi enésima vez de no creer algo que al parecer todo el mundo daba por sentado y poner yo cara de pasmo, asombro e incredulidad. Lo que se comentó entonces fue, si no recuerdo mal, que a Juan Pablo I lo habían asesinado. Yo, como tantas otras veces no lo creí, al igual que sigo sin creer tantas otras verdades o bulos que circulan por el mundo y que son comidilla en charlas de cenas, comidas y reuniones.

Así que aquí sigo, en mi submundo color rosa, sin creer que el príncipe sea un “Viva la Virgen”, que un tal Fulanito se la pegue a su mujer con dieciocho secretarias y catorce enfermeros, o que a la infanta la obligaran a casarse con Don Jaime de Marichalar. Porque si me equivoco, si lo que no creo resulta ser cierto ¿qué daño habré hecho con eso? ¿Quién puede sentirse perjudicado porque yo no crea esos, para mí, dislates o barbaridades que se comentan de gente ajena y lejana?
Muy diferentes me parecen a mí aquellas personas a los que yo llamo “gente paralela” por crearse un mundo aparte en el que viven tan sólo creo yo por poder así ser felices y comer perdices.

En este año ya he conocido a más de tres y a mí me han dejado confundida y trastornada, pues en ese mundo dónde tranquilamente habitan no pasan las cosas que sí pasan, la gente normal y corriente e incluso buena, son malos, malísimos de la muerte; y claro, ellos, la gente paralela, son buenos, generosos, sinceros, listos, intuitivos, prácticos, inteligentes. Vamos que con tal cúmulo de virtudes - que no digo yo que no sean algunas ciertas – a personas con no mucha autoestima las hunden todavía más, y cuando de tan exagerado no llegan a creerlo les llena de perplejidad, desconcierto y estupor.

A mí esto me parece bien, ¡qué digo bien! Me parece super-hiper-mega- fantástico. Si así pueden vivir de forma más feliz, cómoda o agradable, pues perfecto. Ojalá pudiera yo hacer lo mismo. ¡Ya te digo!
Lo malo es que no se quedan ahí. Lo malo es que cuando se les dice que la verdad es distinta – y en mi caso, con lo insegura que soy, ya tengo que tener pruebas tangibles y hasta certificados firmados y rubricados para poder indicarlo – en vez de reaccionar más o menos como yo lo hago en mi submundo, poniendo cara de asombro o diciendo sin ninguna acritud algo como “eso no puede ser” o “anda ya ”, optan por atacar. Se enfadan, o te gritan, o te sacan tus defectos sin venir a cuento, o se hacen los mártires y te achacan una maldad que no tienes, etc. En definitiva, te hacen daño. Y si encima te conocen un poco, embisten con aquello que saben más lesión te causará.

Y eso es lo que no alcanzo a comprender ¿por qué tienen que reaccionar haciendo daño? ¿Por qué cuando les menciono algo que no sólo creo que no les dolerá, sino que a veces, hasta pienso que les complacerá y podré darles un poco de alegría, reaccionan te forma tan extraña y , que me perdonen, censurable? Cuando hace un tiempo me previnieron de esto, cuando me alertaron de que así sería su comportamiento, no lo creí. Ni por asomo lo creí. Así que a ese amigo que me avisó fue precisamente a la que mandé a freír espárragos. Si es que no doy una.

Y toda esta gente paralela, puedo asegurar que antes no eran así. Ha sido este año. Todos los nuevos casos que voy conociendo son de este maldito año.

A mí me da por pensar que es un virus. Uno de esos que sólo ataca a animalitos – como la gallina o el mono africano- pero que un día va y se trasmite a los humanos, como en el caso de la gripe Aviar o el Sida. Cuando los médicos lo descubran igual le ponen mi nombre. ¡Ay no!, A un virus que no le pongan mi nombre por Dios, eso para cuando descubra un planeta en esta galaxia o una estrella intergaláctica. “Estrella Siberia” estaría bien ¿eh?

De momento iré con cuidadito no sea que me ataque a mí o a la gente que quiero, y me cuidaré muy mucho de no acercarme a la gente paralela a no ser que lleve una mascarilla protectora como los médicos de la planta de infecciones. Hasta puede que me ponga guantes quirúrgicos. O mejor hago como House que como nunca ve a los pacientes, pues nada de mascarillas ni guantes.
Y al amigo que me avisó y mandé a la porra, le pediré disculpas un día de estos diciéndole:

“Tenías razón, hay gente que sólo ayuda cuando no le causa el menor trastorno, cuando no interfiere en su cómoda vida. Hay gente que por no admitir una realidad que les haría ver que no son tan buenos como se creen, se inventan excusas, se inventan otro mundo y si hace falta hieren, hieren con feroz estocada”

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Gracias amigo


Y todo porque le dije a mi extraordinario amigo – lástima que no pueda usar el calificativo “boludo” porque siempre me sonó bien mientras no sabía su significado, pero ahora que ya lo sé, mira por dónde no lo puedo usar porque él precisamente una persona con pocas luces no es - que leía sus posts tomando café.

Me contestó que la mejor bebida – la que llega al alma creo que dijo, o algo todavía más bello - sin duda era el mate. Y yo, aunque no creí tal cosa - ¿Qué puede haber mejor que el café? – al no haber probado en mi vida tal bebida y considerando que él sí había gustado el café – no puede ser que haya gente que no haya tomado ni un solo café en la vida -, me comprometí a degustarlo. Además, si de verdad era algo tan especial como él contaba era algo que debía experimentar. Bastantes cosas pierde uno ya en la vida porque es imposible alcanzarlas.

Lo primero fue encontrar el mate. En ninguna de las tiendas ni supermercados de alrededor de casa lo tenían, es más en la mayoría no sabían ni de qué les hablaba.

Al final pude encontrarlo en el Corte Inglés que como siempre suele tenerlo casi todo. Por desgracia las tres marcas que tenían eran de un kilo. Me imaginé a mi misma tomando durante años tazas y tazas de mate y relegando mi café Nespresso - sí, ahora tengo ése, los he probado todos -en la despensa como si estuviera castigado el pobre.

Pero no había más, o un kilo o nada. Compré el kilo.

Pregunté a un amigo de aquí de esos que uno ve y oye y hasta puede tocar, pero de los que tan poquitos tengo, al que un día, hace años, había oído decir que de jovencito él y sus amigos tomaban una hierba rara - la verdad es que no recordaba el nombre pero por si acaso – si sabía cómo se hacía el mate, y él sin dudarlo me contestó que al igual que cualquier infusión: agua hirviendo o a punto de hervir, se tira la hierba y luego colar y ya está.

Eso hice. Y con mi primer mate en mi tazón rojo tan chulo y después de echarle hielo como aquí en verano solemos hacer con el café, le escribí le escribí a mi “no boludo” - lo siento pero me encanta el vocablo, tenía que meterlo como fuera - amigo que ya estaba tomando mi mate con hielo. Bueno, la que se armó: “¿En una taza?” ¿Con hielo? ¿Es que fuera de Argentina nadie sabe hacer mate?" Un poco más y le pido disculpas en nombre de toda España, del resto de Europa y de unos cuantos países africanos.

Así que me limité a que me diera él las instrucciones. Cosa que hizo con agrado y tan meticulosamente que hasta me mando una foto de su propio mate. La verdad es que mi amigo es un verdadero ángel y confieso que me siento muy afortunada de que se haya prestado a esta amistad a distancia.

Lo que tuve que pelear desde entonces. El cacharro, que encima lleva el mismo nombre que la yerba, no lo encontraba en parte alguna. Ni Corte Inglés ni nada. Y no digamos cuando pedía una bombilla en el departamento de enseres de cocina, me miraban raro y me enviaban al departamento de bricolaje o a una tienda de electricidad.

Qué no, que no, decía yo, que es un cacharro con dos asas y la bombilla es una especie de pajita para sorber. Me miraban más raro todavía.

Otra vez, ojeando en una tienda virtual de internet, creí encontrar por fin el mate y me apresuré a solicitarlo. Al cabo de dos días llegó a casa. Era otro kilo de yerba mate.

Total que no conseguía nada. Mi amigo tenía razón al menos para España. Nadie sabe hacer un mate.

Días más tardes notifiqué mi fracaso escribiéndolo en un comentario que dejé en uno de sus blogs y al poco tiempo un comentarista anónimo de mi amigo me contestó que podía servirse de otra manera, concretamente, como diría Bart, y cito textualmente:“ Siberia un consejo (si te interesa), proba consiguiendo un jugoso pomelo rosado, hacele un ahujero en una de sus partes (superior o inferior), hacele un hueco, dejandole algo de pulpa, llenalo de yerba, colocale la bombilla, cargalo de agua calientita y wala.....queda rico!” al que por supuesto contesté agradecida después de sobrevenirme a la perplejidad con que me quedé ante la sorpresa de un pomelo. Y aunque era cierto y desde luego un pomelo se puede conseguir fácilmente, a mí me seducía la idea de que al menos las primeras veces que lo tomara fuera algo totalmente auténtico. Además aunque comprara el pomelo, ¿de dónde sacaba la bombilla? Estaba en las mismas.

Pero yo que para tantas otras cosas desisto a la primera, en esto no me desanimé y seguí preguntando por todas partes con mi consabida explicación del cacharrito de metal o barro con un asa o dos y el palito para sorber. Bueno, hasta imprimí la foto.

Y todo esto demuestra….nada. No demuestra nada porque si es verdad que al final conseguí lo pretendido, lo más valioso para mí, lo más importante y trascendental para mi vida, por mucho que luché, perseveré y perseguí, no lo pude obtener. Si ya desistí, es porque no hay absolutamente nada más que pueda hacer.

Pero eso sí, este post está escrito después de haber saboreado una bebida muy especial, no sólo por su excelente sabor, sino por esa manera tan especial de tomarlo, como un ritual.

Sí, reconozco que me ha gustado su sabor, me ha encantado la experiencia y que más veces lo he de tomar – y no sólo porque tenga dos kilos -

Amigo mío la próxima vez que me imprima su post para leerlo apaciblemente desde mi cómodo sofá encarnado o si ya es noche desde mi blanquita cama, en vez de acompañarlo con un café, lo haré por fin con un buen mate.

Mi más tierno beso esta tarde es para usted.


Dedicado a un tal Aon.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Hiromi Siberia o Siberia Uehara






Hace días que quiero hacer un post para hablar de ReDz y ya no lo voy a postergar más. Dejo todo lo demás apartado en un rincón porque esta noche es sólo para él.
ReDz es un hombre maravilloso: es generoso, altruista, sincero, divertido, bueno, fiel, compasivo, noble, honrado y más cosas que no pongo porque si no nadie lo iba a creer. Pero sí, el es así. El mejor hombre que conozco y desde luego al que más quiero.

Él, a pesar de la distancia que ahora nos separa, sigue haciéndome reír – sí otra de sus virtudes es que es un auténtico payaso – sigue preocupándose de mí, intentando que sea feliz sin importarle cuánto tiempo tenga que dedicarme ni qué tenga que sacrificar por ello.

ReDz nunca me ha mentido, jamás ha roto sus promesas y siempre me ha sido fiel. Por eso cuando, como ayer me dice que siempre me querrá, yo lo creo. A pesar de ser hombre yo lo creo – tanta es la fe que le profeso-

Bueno, vamos a ver, no es que no tenga más amigos de sexo masculino, - a ver si alguien va a pensar que soy monja, gay absurda, radical feminista en su aspecto más extremista o una especie de monstruo de las galletas, sólo que en vez de galletitas como hombres a bocados y por tanto son ellos los que no se me acercan – tengo muy buenos amigos varones – aunque pocos, lo reconozco -y algunos de ellos por nada me gustaría perder pues les tengo auténtico afecto y cariño. Pero la verdad es que, si me pongo a pensar, prácticamente todos, – alguno se salva, claro- tienen como pareja, novia o esposa a una mujer que les da ciento y raya. Vamos, que si tuviera que elegir me quedaba con la consorte sin dudarlo, incluso en aquellos casos en que fue al hombre al que conocí primero y de él fui buena amiga durante tiempo. Pero bueno, es normal, son hombres magníficos así que claro, encuentran mujeres maravillosas.


-¡Qué cosas! Cuántas amigas excepcionales que tengo. Igual debería plantearme lo de ser gay. No, imposible, ninguna de mis amigas es lesbiana ni por asomo. Ni tan siquiera hay ninguna bisexual. Todas son como yo: aburrida y completamente heterosexuales. Lo dicho: ¡Qué cosas!-

Pero no es el caso de ReDz, ninguna de sus acompañantes, compañeras, ni amigas le llegan a la suela de los zapatos. Y es que nadie puede parecérsele. En su ser, un tanto callado e introvertido, se esconde sin duda el mejor de los hombres. Y hasta me atrevo a decir que supera a prácticamente todas las mujeres que conozco. Bueno, sólo lo iguala una xiqueta encantadora que para mi fortuna también forma parte de mi vida.
Mi amadísimo ReDz, para despejar la duda que dejaste en tu blog, aquí dejo la portada del último CD que otro hombre – tranquilo que no lo quiero más que a ti – me regaló.




sábado, 6 de septiembre de 2008

Otra extraña pareja



Pocos días después que La Xiqueta se mudara de casa y se viniera a vivir conmigo me vino a la memoria por asociación de ideas la película “La extraña pareja”. Y cuánto más tiempo pasa más nos veo como a los protagonistas de dicha película. Es más, si creyera en los viajes en el tiempo yo aseguraría que Neil Simons vino a este nuestro presente, se plantó aquí y viéndonos a las dos en nuestro día a día regresó al pasado con un guión bajo el brazo al que evidentemente le sacó partido, primero con su obra teatral y luego con el guión para la película de Gene Saks.


No es que yo sea exactamente como Félix – el personaje -, ni desde luego tengo la cara de Jack Lemmon; y La Xiqueta no tiene el agrio carácter de Oscar y claro tampoco la cara de Walter Mattahu, pero en lo que respecta al orden y limpieza. …Es que es igual.

Yo, lo admito, soy extremadamente ordenada, en mi casa todo está siempre en su sitio. Cada cosa, cada enser, tiene un lugar específico – caja, estante, cajón o armario - dónde se guarda. Es más, dentro de la mayoría de los armarios coloqué cajoncillos a medida y hasta les pegué con Loctite un letrerito que por supuesto imprimí después de elegir un tipo de fuente agradable a la vista, tamaño adecuado para su fácil lectura y un bonito color, para que quedara bien claro tanto para mí como para cualquiera cuál era su contenido exacto.

Por ejemplo mi botiquín es una cajonera – el botiquín ese que te regalan en la mutua lo tiré a la basura ya que, como diríamos Raúl y yo, “Cero usabilidad” – cuyos cajones están perfectamente diseñados para poder encontrar en el menor tiempo posible lo que se necesite. Y como sé que la gente que habita mi casa, sea de continuo o temporalmente, son muy despistados y olvidadizos, por si necesitaban algo y yo no estaba – a veces aún estando me llamaban y me hacían subir - les coloqué sus respectivos letreritos en color azul eléctrico, fuente Tahoma y tamaño 16. Vamos, un diez en usabilidad que me pondría Raúl si todavía estudiara con él. Y si no me creéis mirad como están separados los avíos y medicamentos:

· Analgésicos

· Digestivos

· Antibióticos

· Sintomáticos

· Heridas – éste cajón lo hice más grande porque el alcohol y el agua oxigenada abultan mucho y encima están las tiritas, el Betadine, el algodón, etc

· Auxiliares – aquí están cuidadosamente instalados, las tijeras, las muñequeras, los dos termómetros (el de mercurio y el digital), las pinzas, guantes de latex, etc

· Otros – aquí es dónde pongo lo que no sé dónde meter, pero desde luego debe ubicarse en un botiquín.

Y así en todos los sitios destinados a guardar: la despensa, el armario de herramientas, el de la limpieza, etc. Bueno, no tanto, sin exagerar que no en todos los contenedores y cajones tengo letreritos.

La Xiqueta en cambio es todo lo contrario. Adentrarse en su habitación es para mí una auténtica tortura. Ha habido veces que al entrar, ya parada en la puerta me quedaba con la boca abierta del espanto y entonces ella me gritaba:”No mires, no mires” en su afán por tenerme feliz y en ese temor que debe tener de que me de un colapso el día menos pensando.

Al principio le decía algunas cosillas, una riñita vamos, pero ella ponía esa carita de perrito abandonado y claro acababa abrazándola y dándole besos en vez obligarla a que recogiera el albornoz y lo colgara en su perchita del baño – la segunda por la derecha - o colocara los siete pares de zapatos esparcidos por cama y suelo en el zapatero.

Ahora ya no le digo nada - bueno casi nada - porque además también sé que por su parte, al verse las cosas de forma inversa, debe ser ella la que sufra ante lo que para ella será mi exasperante manía por el orden.

Ya lo dije, igual que en la película.

La diferencia está en dos cosas:

1: Nosotras al fin hemos llegado al siguiente acuerdo: ella intenta no desordenar las estancias compartidas de la casa y yo no digo absolutamente nada respecto al estado de su habitación sea cual sea éste.

Además he visto que es fácil, sólo tengo que, antes de penetrar en su alcoba, relajarme, respirar profundamente, contar hasta tres y al entrar intentar dirigir mi mirada sólo a ella. ¿Acaso hay algo más bonito?

2 : Nosotras nos queremos mucho más que Oscar y Felix se querían. Tanto nos queremos que todas nuestras manías, defectos y otros fallos, vicios o sombras, se van como todo lo inútil que hay en mi casa: a la bolsa de la basura - eso sí, bolsa de basura verde manzana, perfumada y antibacteriana, que se guarda junto a las demás en el segundo cajón empezando por arriba del armario de productos de limpieza –