“Amar es una locura, a no ser que se ame con locura”
Supongo que todo el mundo ha amado alguna vez. Lo que no sé es cuántos amaron con locura. Quizás porque eso no se ve a simple vista. Porque los que aman con tal delirio disimulan, y muestran un querer simple, sencillo, o como mucho hondo y profundo. De nadie sé que ame con tanta fuerza, con tanta intensidad y ardor que todo lo demás le parezca fatuo, superficial, vacío, inane. Que nada más le preocupe, que nada más desee, que con nada más sueñe.
Yo sólo conozco –así me lo transmiten, al menos– a gente que ama de forma cuerda, sensata, clara y lúcidamente. Por eso cuando a alguno de ellos –gracias a Dios no son muchos, pero aun así demasiados– les falla el amor, como ayer mismo me contaba mi amiga Sabri, agarrándome fuertemente de las manos, acercándome su cara para que nos diéramos un tierno beso y llamándome por mi verdadero nombre en mucho tiempo en vez de Barby o “mi Barby”, como suele llamarme por mi tendencia a vestir de rosa –por Dios, que nadie piense que tengo un cuerpo de Barbie, que me da algo–, yo me apiado de él, en este caso de ella, mi Sabri, y me duelo a su lado, me apeno y hago todo lo posible por consolarla con lo poco que sé, con lo poco que puedo.
Porque yo compadezco a los que aman y pierden la batalla. Compadezco a los que ven alejarse a su amor a otros lugares; a los que de pronto se quedan solos porque pierden a su amante que prefiere de pronto a otro compañero en la cama, en la casa o en la vida; a los que comprueban cómo han sido miserablemente engañados o traicionados; a los que no consiguen enamorar al ser que aman; a los que no son correspondidos; a los que nunca encontraron su media naranja e incansables siguen buscando; a los que les falla la relación una vez y otra; a los que a pesar de amar se rinden, porque no les compensa en otros aspectos de su vida y aunque con cierta tristeza, abandonan.
Pero no compadezco, sea cual sea su situación, a todos aquéllos que aman con locura.
Supongo que todo el mundo ha amado alguna vez. Lo que no sé es cuántos amaron con locura. Quizás porque eso no se ve a simple vista. Porque los que aman con tal delirio disimulan, y muestran un querer simple, sencillo, o como mucho hondo y profundo. De nadie sé que ame con tanta fuerza, con tanta intensidad y ardor que todo lo demás le parezca fatuo, superficial, vacío, inane. Que nada más le preocupe, que nada más desee, que con nada más sueñe.
Yo sólo conozco –así me lo transmiten, al menos– a gente que ama de forma cuerda, sensata, clara y lúcidamente. Por eso cuando a alguno de ellos –gracias a Dios no son muchos, pero aun así demasiados– les falla el amor, como ayer mismo me contaba mi amiga Sabri, agarrándome fuertemente de las manos, acercándome su cara para que nos diéramos un tierno beso y llamándome por mi verdadero nombre en mucho tiempo en vez de Barby o “mi Barby”, como suele llamarme por mi tendencia a vestir de rosa –por Dios, que nadie piense que tengo un cuerpo de Barbie, que me da algo–, yo me apiado de él, en este caso de ella, mi Sabri, y me duelo a su lado, me apeno y hago todo lo posible por consolarla con lo poco que sé, con lo poco que puedo.
Porque yo compadezco a los que aman y pierden la batalla. Compadezco a los que ven alejarse a su amor a otros lugares; a los que de pronto se quedan solos porque pierden a su amante que prefiere de pronto a otro compañero en la cama, en la casa o en la vida; a los que comprueban cómo han sido miserablemente engañados o traicionados; a los que no consiguen enamorar al ser que aman; a los que no son correspondidos; a los que nunca encontraron su media naranja e incansables siguen buscando; a los que les falla la relación una vez y otra; a los que a pesar de amar se rinden, porque no les compensa en otros aspectos de su vida y aunque con cierta tristeza, abandonan.
Pero no compadezco, sea cual sea su situación, a todos aquéllos que aman con locura.
9 comentarios:
Ahora al leerte recuerdo una peli que vi que se llamaba "A los que aman"
Era preciosa.
Creo que la tengo.
Voy a ver si la encuentro y la veo otra veez que está lloviendo toda la tarde y no sé que hacer.
Hola! Me he pasado por todos tus blog y bueno ¿es este verdad? cuando quiera leerte es en este ¿no?.
Que te voy a decir yo ahora del amor... todo lo que diga puede ser, como dice un amigo mio, endiabladamente dulzon... jajajajajja.... Hace un mes (fijate lo que es la vida) te hubiese dicho que no creia en el amor, que demasiadas veces me habian demostrado que no valia la pena arriesgarse y que ningun tio merecia la pena como pareja (que no como amigos ¿eh?) pero ya ves tú, me enamoro y ala a ser como un "tonta" que todo le hace sonreir... A donde hemos llegado! :-)
Besicos! Me gusta tu blog, me voy a dar una vueltecica por el.
Nerea: Sí, éste es el de verdad. Los otros están abandonados -pobres- Me encanta que te hayas pasado por aquí al igual que me encanta que estés "tonta" porque te haya golpeado el amor con todas sus fuerzas.
Amar con locura y con cordura.
Amar con sensatez y con entrega.
Amar sin perderse y perdiéndose.
Amar hasta amar tanto que amar duela.
Amar para sentirse bien.
Amar es ser,
ser es amar.
Un abrazo.
Ah, querida Siberia, hoy me siento morir, y tus palabras me consuelan.
Ojalá todo el mundo aprendiera a amar como lo haces tú.
Mientras tanto me preguntaré porque yo no soy digna de cariño...
Loth, tú eres digna de cariño, no te quepa duda. Y si hay algún imbécil que no lo sabe, peor para él.
Me gustaría poder expresar claramente la alegría que me da volver a leerla, luego de ese intento de abolir la escritura.
Confieso que no tengo impresora o la que tengo no anda hace años y la usa mi gata para dormir. Así que no puedo copiarla en el ritual de la lectura de sofá.
Pero puedo imitarla, y lo hago, en el hábito de seguirla (en este caso, yo a usted, claro está).
Un abrazo, por lo menos igual a los que me proporciona con cada comentario.
Muchas gracias.
Qué bonito...
Sarg : Gracias por entrar y comentar, espero verte alguna otra vez.
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