Dice mi querida Blanca en un comentario en el último post del blog de mi recuperada Raquel:
"Cualquier cosa que huela a soledad me hace salir corriendo”.
Y esa frase es la que me hizo reflexionar sobre lo desprestigiada que está la soledad. Tanta gente conozco que todo lo quieren solucionar buscando la manera de que lo que haces lo hagas igual pero acompañado de alguien - con quien sea te dicen a veces - que está claro que la soledad tiene muy mala prensa.
Claro que hacer las cosas en compañía –si ésta buena, claro– es mucho más agradable, pero de ahí a que uno tenga que pasar de ciertos placeres de la vida sólo porque no tiene a nadie con quien compartirlos me parece una total y absoluta estupidez.
Y es que hay demasiados momentos a lo largo de la vida en que inevitablemente se está solo. ¿Qué hacer con ese tiempo? ¿Desperdiciarlo? ¿Tirarlo a la papelera como si no perteneciera a tu vida y te molestara?
No, lo que hay que hacer es –parafraseando a La Xiqueta– aprender a gozar de la soledad. Si te apetece un café y no tienes a nadie con quien tomarlo, da igual, te vas a tu cafetería favorita, te pides ese capuchino o ese café granizado, y disfrutas del sabor, de la placidez de la cafetería, de la sonrisa que te ofrece el camarero…Si estás solo a la hora de comer, te haces, como me dijo un día mi prima, “un arròs blanquet, amb un poquet de tomaca y un ouet fregidet” y disfrutas comiendo y saboreando esa copita de vino.Y si por la noche estás solo, te coges tu cuaderno especial –yo por suerte tengo un personal y auténtico “Glò”, que es una pasada– y te pones tu cafetito, te acomodas entre las almohadas, enciendes la luz cálida de tu mesita y empiezas a escribir poesías, cuentos, relatos o lo que te dé la gana, y disfrutas de esos momentos de inspiración hasta que miras el reloj y al ver que son las dos y cuarto, te dices: “Mare de Deu, son les dos, a dormir”.
Y así con todo, con absolutamente todo.
Hay que deleitarse, aunque se esté solo, viendo en la tele el último capítulo de “House”, y leyendo en el rincón favorito de tu sofá esa novela encantadora; hay que aprender a encontrar el placer recostado en la cama o donde te apetezca de un buen orgasmo; hay que recrearse paseando bajo el sol en una mañana de domingo; hay que divertirse y desternillarse de risa viendo las caras y locuras de Cary Grant al poner en el vídeo por enésima vez la película “Arsénico por compasión”, y hay que emocionarse mirando pausadamente y con el cariño de la nostalgia esas fotos de tu niñez, de tu primer novio, de tu abuela ya perdida, de tus entrañables primas, de tu añorada Tagarina; y hay que quedarse embobado y recrearse mirando ese cuadro que te acabas de comprar en el mercadillo del arte.
Hay que gozar aunque se esté solo.
Yo pienso aprender al igual que ya sabe hacerlo mi adorado Richi –todavía me quedan muchas cosas que aunque aquí las escriba no las disfruto- porque son demasiados los momentos que se tiran a la basura en esta vida que no es tan larga como para dejarlos pasar tan sólo porque no tienes, justo en ese instante, una buena compañía.
No es tan terrible estar solo.
4 comentarios:
Mi querida ...
Estar solo es terrible. Uno busca los ratos de soledad solamente si tiene compañía.
conclusión:
busca compañía
buscala por todas partes
familia, amigos, amigas, citas, romances...donde sea...
luego saborea los ratos de soledad, incluso los días.
Hola, estimada Siberia:
No te des por aludida en mi última entrada, de la misma manera que si tú me detestaras me lo dirías, si tuviera un problema contigo, no lo publicaría en un blog. Así que no te preocupes. Tu también me caes muy maja, pero bueno, como ya te comenté, soy una mala bestia.Me parece muy bien que seas capaz de mantener una cortesía y unas normas sociales, ojalá yo no fuera tan marginal.
Sobre tu entrada, pues evidentemente la soledad suele ser temida porque implica enfrentarnos a nosotros mismos, y pensar que los demás nos dejen, aunque sea por un instante, tambalea nuestra autoestima. Por eso hay que aprender a enfretnarla no como una falta de amor, sino como un regalo para nuestra individualidad.
Un besote, cuídate.
PD: Me encanta Cary Grant
La soledad...y si siempre se está sólo, incluso con compañía? y si es condición de cada cúal esa soledad tan valorada y tan infravalorada...volvemos a lo de siempre..lo qmismo te echo de menos, lo mismo, que antes te echaba de más...Kiko dixit...
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